Cuando se vive fuera del país la nostalgia por la comida crece. Por eso, ni los casi 10 mil kilómetros de distancia que separan México de Alemania impidieron a Montserrat y sus amigas lo inimaginable: cultivar maíz criollo mexicano, chiles, flor de calabaza, quelites… Esta es la historia de Tlayolan, una milpa mexicana en Berlín.