La musaraña es el mamífero más pequeño que existe, y es como tal, predador y presa a la vez. Caza porque es carnívoro, y es cazado a causa de su tamaño por otras especies mayores que él: muchas otras y mucho más mayores. PATACHOF es una musaraña, pero no es un personaje al azar; es, por encima de todo, la representación de una actitud, la figura y el modelo de ser social que esta serie de cuentos quiere transmitir. PATACHOF no vive su vida escondiéndose, con la desconfianza y el recelo propios de su naturaleza. Por contra prefiere salir al mundo a buscar aventuras, osado, resuelto y valiente, sin miedo a descubrir, conocer y enfrentarse a un entorno inmediato en el que impera la ley del más fuerte, del más rápido, del más audaz, o la del más hambriento. Pero la crueldad de la vida esconde una belleza que sólo quienes no se amedrenten acabarán descubriendo. Es el universo de PATACHOF, repleto de hermosas y amenazantes criaturas: es tal vez la fauna del Pirineo donde nació, la analogía más acertada del mundo que hay que acabar descubriendo a pesar de los peligros. Sea pues PATACHOF el símbolo y guía que -por su conducta- sirva para emular a quienes ahora son niños y se enfrentarán en un futuro a la realidad del mundo, como nos enseñaba el caballero de la triste figura: “Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?”.