Ignacio Manuel Altamirano

Para mí el talento elevado siempre es presa de dolores íntimos, por más que ellos se oculten en los recónditos pliegues de un carácter sereno

Para mí el talento elevado siempre es presa de dolores íntimos, por más que ellos se oculten en los recónditos pliegues de un carácter sereno. La energía moral, por victoriosa que salga de sus luchas con los obstáculos de la suerte y con las pasiones de los hombres, siempre queda herida de esa enfermedad incurable que se llama la tristeza; enfermedad que no siempre conocemos, porque no nos es dado contemplar a veces a los grandes caracteres en sus momentos de soledad, cuando dejan descubierta el alma en la sombra del misterio.

El doctor L…, que es un guapo joven de treinta años y soltero

Es un literato instruido y amable, un hombre de mundo, algo desencantado de la vida, pero lleno de sentimiento y de nobles y elevadas ideas

la mezcla del kirchwasser con el té y el jarabe, y en remover los pedazos de limón entre las llamas azuladas

descubrimos en un cuadro pequeño, con marco negro y finamente tallado, que no contenía más que un papel a manera de carta. Era en efecto, un papel blanco con algunos renglones que procuramos descifrar. La letra era pequeña, elegante y parecía de mujer.

Así, pues, en pocos días, en dos meses escasos, el invasor se había extendido en el corazón del país, sin encontrar resistencia. Faltábale ocupar Zacatecas y Guadalajara

Lo que voy a referir es verdadero; si no fuera así no lo conservaría tan fresco, por desgracia, en el libro fiel de mi memoria

el comandante Enrique Flores, joven perteneciente a una familia de magnífica posición, gallardo, buen mozo, de maneras distinguidas, y que a las prendas de que acabo de hablar agregaba una no menos valiosa, y era la de ser absolutamente simpático

uyas órdenes había militado, conociendo la influencia que ejercía sobre su jefe y su prestigio entre la tropa, no perdían ocasión de halagarle, de colmarle de atenciones y de hacerle entrever un próximo y honroso ascenso.