En el siglo XXI, caminar continúa siendo un peligro para las mujeres. Si están solas. Viajar también. ¿Cuánto hemos conquistado del espacio público si todavía nos vemos expuestas al abuso, a la agresión y a la violación, a caminar rápido para llegar a casa, a inventar trayectos menos riesgosos, a cruzar de vereda cuando alguien nos incomoda, a recibir comentarios sobre nuestros cuerpos?