hay muchas cosas que tenemos que trabajar (como la seguridad en nosotras mismas, la decisión, la perseverancia), y que no le demos importancia a que muchas personas piensen antes que nada en cambiar las condiciones externas, en cambiar los parámetros y los baremos, y, en algunos casos, en promulgar leyes de «ayuda» para que nosotras no nos sintamos mal. Forzar la representación igualitaria es una estupenda manera de perpetuar esa sensación de inferioridad.