e quedé aún más muda, por lo que Lulú, Mistral o el Espíritu me dijo:
—¿Sigues sin poder hablar? Está bien,
sahiradenisehar citeretfor 2 år siden
dorso de la mano de su esposa. No le importaba siquiera que ella estuviera embarazada. Un día la mujer no aguantó más y le quemó la mano del mismo modo que él lo hacía, sólo que ella usó la plancha de la ropa.
sahiradenisehar citeretfor 2 år siden
Todos podemos cambiar de piel: el desierto, los animales, las plantas, hasta los hom
Vurderinger
Enrique Escalonahar delt en vurderingfor 7 måneder siden