Más allá de la franca repugnancia que me pueda producir dormir en un prostíbulo o en un hotel pulgoso y sucio, tengo el sentimiento constante de que, aunque la pobreza puede ser llevada con dignidad, nunca debe ser exaltada. Romantizarla desde una posición de privilegio –la del extranjero que en cualquier momento puede abandonar esa situación si lo desea– es una trampa ideológica.
Zel Cabrerahar citeretfor 2 år siden
No hay silencio más contundente que el de los muertos
Iranyelahar citeretsidste år
Ahora que lo veo, la existencia es solo un camino para agotar tu vida
Vilma Rodriguezhar citeretsidste år
Viajar es cambiar de tiempo. Una actividad que exige acostumbrarse a un horario diferente: jet lag, desfase de los ritmos fisiológicos. Pero en Etiopía el desajuste es más extremo. Gracias a un antiguo pleito religioso, los etíopes nunca mudaron al calendario gregoriano
Vilma Rodriguezhar citeretsidste år
en Etiopía se habla y se escribe en amhárico –la lengua imperial etíope–, y esa, y no el árabe ni el francés ni el inglés ni el portugués ni el afrikáans, es la lengua franca de todos los etíopes
Vilma Rodriguezhar citeretsidste år
Adís Abeba significa «Flor Nueva» en amhárico, y es una ciudad, sí, muy nueva. Se fundó en 1889, cuando el emperador Menelik II decidió que había que fijar una capital y establecer un gobierno moderno para Abisinia, el viejo nombre de Etiopía.
Vilma Rodriguezhar citeretsidste år
Si Adís Abeba fue en algún momento famosa, lo fue porque durante los años cuarenta y cincuenta las buenas conciencias del mundo tenían en alta estima a Haile Selassie, el último emperador de Etiopía. Los progresistas de Occidente lo admiraban por haberse resistido al colonialismo; dentro de África era un símbolo de esperanza para los movimientos de independencia. Los rastafaris de Jamaica lo consideraban reencarnación de Cristo. En esos años, Etiopía se convirtió en el León de África; en el repositorio de las añoranzas de una generación idealista deseosa de una África unida y libre
Vilma Rodriguezhar citeretsidste år
El Taitu es una estructura de madera blanca, con columnas oscuras y techos verdes. Medio gujarat, medio otomana, medio africana: un estilo excéntrico al que no logro ponerle el dedo hasta que me entero de que es obra de Minas Kherbekian, el mayor arquitecto armenio del siglo XX etíope. Sincretismos improbables de un país que resistió las colonizaciones: durante años los armenios fueron la mayor comunidad de extranjeros en el país
Vilma Rodriguezhar citeretsidste år
Pero vine aquí, al restaurante de la alberca del Hilton, porque estaba cansado. Porque a veces uno se cansa. Creo que Baricco lo escribió en la primera página de Seda: África cansa. Cansa más que América Latina porque aquí no entiendes, porque aquí tu piel es de otro color. Cansa más porque tu estómago no está acostumbrado a las bacterias endémicas.
Vilma Rodriguezhar citeretsidste år
Grazani mandó construir una estatua conmemorativa en el punto donde lo hirieron: una escalinata con doce peldaños (el 12 es un número predilecto del fascismo
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