Uno de sus tíos del campo, para decir que había tenido buena suerte, utilizaba la expresión: «He metido los pies en una tina de mantequilla».
Laurahar citeretsidste år
No todo el mundo, pensó, está hecho para convivir con el silencio.
Laurahar citeretsidste år
Lou sentía que los había vencido, se sentía su heredera: una mujer que se frotaba los pies en el espeso pelaje negro de un oso era más de lo que ellos habrían llegado a imaginar. Más, incluso, que una victoria militar: esplendor.