Sexto Piso

siempre me defendía y yo la defendía a ella. Era una especie de pacto, no amistad; era un pacto de marginadas. A mí me chingaban por naca, y a ella, que por puta

A mí la tristeza ya me arrastró. Es más, a veces siento que la tristeza soy yo.

Estudio en una Universidad del Opus Dei y, aunque tengo amigas, ninguna de ellas está a favor del aborto, a menos que implique programarlo en Houston y que luego del alta del hospital nos vayamos de compras a un mall.

Los objetos son inertes y sólo tienen significado en función de la vida que los emplea. Cuando esa vida se termina, las cosas cambian, aunque permanezcan iguales. Están y no están allí, como fantasmas tangibles, condenados a sobrevivir en un mundo al que ya no pertenecen.

El árbol genealógico de los que migran siempre se parte en dos mitades: los que se fueron y los que se quedaron.

Me encomendé al Diablo porque Dios en esto no hace el paro

deja caer las hojas de tu ansia

Durante toda mi vida había sospechado que no era lo bastante interesante, ni lo bastante especial ni poseía el talento suficiente para mantener la atención de los que buscaban mi amistad o mi amor.

El tono chirriante y la perturbadora serenida

Matar y morir por ideas absurdas es la manera en que muchas personas les han dado sentido a sus vidas