La TEM es un poco manipuladora. Cuando el paciente dice algo que le gusta al terapeuta, lo que se conoce como una declaración a favor del cambio —«A veces me cuesta llegar puntual al trabajo después de pasarme la noche bebiendo mucho»—, este responde con un refuerzo positivo o le pide «háblame más de eso». Por otro lado, si el paciente hace una declaración en contra del cambio —«Trabajo mucho todo el día y merezco relajarme por la noche con unos cuantos martinis»—, el terapeuta no discute, porque eso provocaría más declaraciones en contra del cambio al generarse un debate. En lugar de eso, se limita a cambiar de tema. Los pacientes no suelen darse cuenta de lo que ocurre, por lo que la técnica burla sus defensas conscientes y ellos pasan la mayor parte de la hora de terapia haciendo declaraciones a favor del cambio.