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Iván Turguenev

  • Patricia Suárezhar citeretfor 3 måneder siden
    Además, ¿quién dice que solo hay una única verdad auténtica? La mentira es igual de vivaz que la verdad, si no más.
  • Patricia Suárezhar citeretfor 3 måneder siden
    El amor es una enfermedad, y no hay ley escrita para la enfermedad.
  • Pam Rangelhar citeretsidste år
    Pero cuando al fin pasa el encantamiento, el hombre a veces siente y lamenta haber cuidado tan poco de sí mismo en medio de esa felicidad, no haber duplicado sus reflexiones, sus recuerdos, no haber proseguido con su disfrute…, como si el hombre completamente feliz tuviera cuándo hacer esas cosas, ¡si ni se para a meditar sus sentimientos
  • Alvarez Villegas Joselynhar citeretfor 2 år siden
    Mi sangre se agitaba, y mi corazón se lamentaba con dulce alegría; esperaba algo, y me sentía atemorizado sin saber por qué, siempre intrigado y dispuesto a todo, sin embargo.
  • Alvarez Villegas Joselynhar citeretfor 2 år siden
    Me sentía soñador, melancólico, y a veces llegaba hasta a derramar lágrimas. Pero a través de todo aquello, brotaba, como la hierba en primavera, una vida joven e hirviente
  • Alvarez Villegas Joselynhar citeretfor 2 år siden
    Sentimientos tímidos, dulce melodía, sinceridad y bondad de un alma que se enamora, alegría lánguida de las primeras ternuras del amor, ¿qué se ha hecho de vosotros?
  • Alvarez Villegas Joselynhar citeretfor 2 år siden
    Yo le quería, le admiraba, le consideraba como mi
  • Alvarez Villegas Joselynhar citeretfor 2 år siden
    Yo le quería, le admiraba, le consideraba como mi ideal y le hubiese amado apasionadamente si él no me hubiese rechazado constantemente. Pero cuando quería, era capaz de inspirarme una confianza sin límites, con una sola palabra, con un solo ademán; mi alma se abría a él como a un amigo lleno de sentido común y a un preceptor indulgente... Y después, súbitamente, su mano me rechazaba, sin brusquedad, es cierto, pero, aun así, me rechazaba
  • Alvarez Villegas Joselynhar citeretfor 2 år siden
    Mariposas blancas revoloteaban perezosamente entre las ortigas polvorientas, cerca de mí; un gorrión alegre se posaba sobre un ladrillo decrépito, piaba con voz irritada, daba saltitos sin moverse de sitio y extendía la cola: desconfiados todavía, los cuervos graznaban en la cima de un abedul sin hojas; el sol y el viento jugueteaban entre sus escasas ramas; melancólica y serena la campana del monasterio Donskoy sonaba a lo lejos. Y yo seguía allí, mirando, escuchando, llenándome de un sentimiento inefable, hecho a la vez de dolor y de alegría, de deseos y de presentimientos, de oleadas de aprensión... Nada comprendía, y no hubiese podido designar con un nombre preciso lo que vibraba en mí... O mejor, sí, sólo con un nombre hubiese podido llamarlo: el de Zinaida.
  • Pam Rangelhar citeretsidste år
    el miedo me hizo piar como un pajarillo al que han atrapado con brusquedad
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