Ricardo Healey

  • César Alejandrohar citeretsidste år
    Responde al necio según su necedad, para que no se tenga por sabio.
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    ¡Resulta extraño cuánto afecto se puede sentir por un desconocido!
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    me hice miliciano casi de inmediato, porque en esa época y en esa atmósfera parecía ser la única actitud concebible.
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    Camareros y dependientes miraban a los clientes cara a cara, tratándolos como a iguales. Las formas serviles e incluso ceremoniosas del lenguaje habían desaparecido. Nadie decía «señor», o «don» y tampoco «usted»; todos se trataban de «camarada» y «tú», y decían «¡salud!» en lugar de «buenos días».
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    Había en todo esto mucho que no alcanzaba a comprender y que, en cierto modo, incluso no me gustaba, pero reconocí de inmediato la existencia de un estado de cosas por el que valía la pena luchar.
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    Por sobre todo, existía fe en la revolución y en el futuro, un sentimiento de haber entrado de pronto en una era de igualdad y libertad. Los seres humanos trataban de comportarse como seres humanos y no como engranajes de la maquinaria capitalista.
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    si se cuenta con sólo pocos días para adiestrar a un soldado, deben enseñársele las cosas que le serán más necesarias: cómo ocultarse, cómo avanzar por campo abierto, cómo montar guardia y construir un parapeto y, por encima de todo, cómo utilizar las armas.
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    ignoraba que el motivo de este absurdo era la total carencia de armas.
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    Pero prefiero ser extranjero en España y no en cualquier otro país. ¡Qué fácil resulta hacer amigos en España! Al cabo de uno o dos días, había una veintena de milicianos que me llamaban por mi nombre de pila, me enseñaban secretos y triquiñuelas y me abrumaban con su amistad.
  • César Alejandrohar citeretsidste år
    Desafío a cualquiera a verse sumergido, como me ocurrió a mí, entre la clase obrera española –aunque debería decir la clase obrera catalana, pues aparte de unos pocos aragoneses y andaluces únicamente tuve contacto con catalanes– y a no sentirse conmovido por su esencial decencia y, sobre todo, por su franqueza y generosidad.
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