Roberto Martínez Navarrete

Las joyas son alimento del ego y es al ego al que primero atendemos y del que, con muy pocas excepciones, somos esclavos. Así mismo las joyas son la obra maestra de la naturaleza y del hombre.

al ego al que primero atendemos y del que, con muy pocas excepciones, somos esclavos.

como es arriba es abajo”; “una mente centrada y decidida tiene la fuerza para cambiar la realidad”; “querer, osar, callar”, eran las enseñanzas. Por muchos años desapareció el libro de mi vista e interés y un día cualquiera lo encontré y se dejó leer sin problema: hablábamos ya el mismo idioma.

***

Desde niño sentí una gran atracción por lo espiritual: era algo que me arrobaba, me cautivaba, el ritual de la iglesia me producía emociones y sentimientos asombrosos y el canto gregoriano, algo indescriptible, electrizante. El Tantum Ergoque se cantaba después de la bendición con el Santísimo, aún hoy me conmueve. Las letanías rítmicas, felizmente interminables, cantadas por el padre Manuel y coreadas por toda la iglesia, me eran fascinantes. El altar iluminado con cirios gigantescos, los floreros descomunales con azucenas

calmado, sin precipitarse, parecía deslizarse por la existencia con la suavidad de un barco de vela.

La calidad de la intención es la base y medida del resultado”; “El destino del hombre es hacerse o crearse a sí mismo, será el hijo de sus obras en el tiempo y el espacio”; “sin disciplina y esfuerzo no hay logro”; “como es arriba es abajo”; “una mente centrada y decidida tiene la fuerza para cambiar la realidad”; “querer, osar, callar”, eran las enseñanzas.

era tener muy claro qué era lo que uno quería en la vida y la única forma de saberlo era informarse, saber mucho y de muchas fuentes, para luego decidir y hacer lo que se quiere con entusiasmo.

el fondo de todo este caos aparente de la creación había armonía, como en la música, y que esa armonía unía y daba soporte a todo,

destino del hombre es hacerse o crearse a sí mismo, será el hijo de sus obras en el tiempo y el espacio”; “sin disciplina y esfuerzo no hay logro”; “como es arriba es abajo”; “una mente centrada y decidida tiene la fuerza para cambiar la realidad”; “querer, osar, callar”, eran las enseñanzas.

“El destino del hombre es hacerse o crearse a sí mismo, será el hijo de

joyas son alimento del ego y es al ego al que primero atendemos y del que, con muy pocas excepciones, somos esclavos.