mi mente estaría ocupada con pensamientos banales o mundanos, propios de un adolescente. De repente, sin saber cómo, sentí que penetraba en el misterio del Universo. Mientras mi cuerpo se quedaba estático, tuve la sensación nítida de zambullirme a gran velocidad con mi mente o mi conciencia en dirección a un punto lejano. Era como estar lejos y cerca al mismo tiempo; como si hubiera llegado al centro mismo del Universo. Por un instante tuve la clara conciencia de entender el origen del Universo y el sentido de todas las vidas y de esta vida. Es muy difícil poder describir y transmitir esta sensación. Fue como si por un instante hubiese penetrado en el misterio de la Creación y hubiese comprendido todo, absolutamente todo.
La experiencia fue muy efímera. En cuanto me di cuenta de lo que ocurría la sensación desapareció instantáneamente y ya no pude recuperarla ni reproducirla. Fue como si el darme cuenta me trajese de regreso a la consciencia de mi cuerpo, al tiempo del aquí y ahora. Todo ocurrió en una fracción de segundo. Me ha llevado más tiempo describirla que vivirla. Pero tengo la certeza interior de haber vivido la eternidad por un instante y de haber comprendido el misterio de la Creación, aunque ahora no pueda explicarlo y, de alguna manera, esa certeza se manifiesta en el trabajo con la