Al principio cuesta admitir que una está enfadada, a la gente no le gusta, intentan consolarte o escucharte o yo qué sé. No es una emoción buena, una emoción sana. Has de guardártelo, esconderlo, fingir que no está ahí, que no existe. Rabiosa, desquiciada, bruta, ciega, sordomuda. Pasa un poco como con la honestidad: todo el mundo te la pide, están desesperados por ella, esa cosa tan pura. La Verdad. Luego a nadie le gusta el regusto que deja en la boca. Háblame de tus emociones, pero no así.