La etnia, el género, la religión, la clase social, la geografía, la filiación política son fuertes determinantes en la evolución del personaje. En ocasiones se exagera su huella, como en la más limitante política de la identidad, que pretende explicar todos los intangibles del destino de un ser humano por tal o cual opresión social. Pero hay que ser audaces a la hora de trabajar con estas categorías como puntos de partida y no temerle a la reflexión acerca de nuestra pertenencia a cada una de esas comunidades y del grado en que nos han conformado.