Liliana Bodoc

  • Natali Sánchezhar citeretfor 2 år siden
    —Mi mamá también.

    —¿Por qué lo habrán hecho? —Juanjo parecía asustado.

    —Debe de haber sido para que algo quedara en su sitio.

    A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. Algo susurra, pero no se le entiende. A su paso todo peligra; hasta aquello que tiene raíces. Los edificios, por ejemplo. O las costumbres cotidianas
  • Natali Sánchezhar citeretfor 2 år siden
    No es raro que aquel verano terminara en lluvia. Digo que no es raro porque mi hermano y la lluvia se parecían un poco: eran inevitables; llegaban, ensuciaban y se iban; se adueñaban del mundo y yo tenía que mirar desde adentro.
  • Natalia Carolinahar citeretsidste år
    Dentro de los muros, perros y ovejas transitaban con total libertad transformando en un estercolero lo que pudo ser un jardín. Apenas casada, Oropelia intentó plantar flores y árboles frutales, pero cualquier brote sucumbía bajo el hambre perpetua de las ovejas o se quemaba por el orín de los perros. Tal vez aquello fue el primer símbolo del poder de su esposo, de la supremacía del estiércol sobre las rosas.
  • Natalia Carolinahar citeretsidste år
    Era un hombre delgado y alto. Sus arrugas profundas no hablaban de decrepitud sino de intensidad. En él, la vejez lucía vigorosa.
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