La sangre está compuesta por cuatro componentes principales: el plasma (formado mayoritariamente por agua y que transporta nutrientes, productos de desecho y pequeñas herramientas de defensa), las células rojas o eritrocitos (encargados de transportar el oxígeno y de retirar dióxido de carbono), las plaquetas (encargadas de taponar las heridas para evitar el sangrado) y las células blancas o leucocitos (especializados en la defensa activa de nuestro organismo).