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Sigmund Freud (1856-1939) abrió la caja de Pandora al afirmar que en el interior del hombre residía todo un mundo sin explorar cuyo principal motor era uno de los mayores tabús de la época: el sexo.

El desarrollo moderno de Occidente ha dado prioridad a la idea de individuo frente a la idea de comunidad. . En este contexto el proceso de individuación, que potencia el desarrollo del propio camino a la vez que integra en el sí mismo todo lo que nos hace humanos y nos vincula a nuestra especie (el inconsciente colectivo),

La irrupción del inconsciente en las teorías psicológicas de finales del siglo xix alteró para siempre la manera que tenemos de concebir al ser humano.

Sigmund Freud (1856-1939) abrió la caja de Pandora al afirmar que en el interior del hombre residía todo un mundo sin explorar cuyo principal motor era uno de los mayores tabús de la época: el sexo.

Años después Carl Gustav Jung (1875-1961) daría una respuesta alternativa al funcionamiento y la utilidad de este misterioso mecanismo oculto en la mente del ser humano. Muy acorde con la problemática de su tiempo, las hipótesis junguianas dan respuesta a dos de los grandes conflictos a los que se enfrenta el hombre moderno. Por una parte, la psicología analítica da un valor renovado a un tipo de conocimiento ya olvidado, proveniente de los sueños, las visiones y la religión, que a menudo no es plenamente lógico ni universal, sino que opera principalmente en el ámbito personal.

El desarrollo moderno de Occidente ha dado prioridad a la idea de individuo frente a la idea de comunidad. . En este contexto el proceso de individuación, que potencia el desarrollo del propio camino a la vez que integra en el sí mismo todo lo que nos hace humanos y nos vincula a nuestra especie (el inconsciente colectivo), tal vez sea una de las tentativas más hermosas de recuperar la humanidad que hemos perdido a lo largo de los siglos.