Y pienso también que quien no conoce Tijuana no conoce el mundo, porque en este
enjambre de casuchas dejadas de la mano de Dios en medio de una desolación de colinas desérticas están juntos el infierno y el paraíso, y por eso es verdad que es un buen lugar para vivir y un buen lugar para morir.
JAVIER CERCAS, La canción de Tijuana