Iris Murdoch

Solo hay una cultura y tiene su base en las palabras; en las palabras vivimos como seres humanos; en ellas ejercemos el poder de la moral y el del espíritu.

«Aparte del mérito, ¿qué distingue a un objeto artístico de otro al que haya dado forma la naturaleza o el azar?»

De hecho, aunque seamos testigos de grandes y vertiginosos cambios, no creo que ni la vida ni la literatura se vayan a quedar sin ese contexto de filosofía moral que les es propio

De hecho, aunque seamos testigos de grandes y vertiginosos cambios, no creo que ni la vida ni la literatura se vayan a quedar sin ese contexto de filosofía moral que les es propio

El existencialista pensaba que lo que valía la pena era la libertad, entendida como fuerza de voluntad. El místico pensaba que lo que valía la pena era el espíritu, magnético y distante. Y quizá ahora nos dé por pensar, de forma mucho más inmediata y naturalista, en el sentido filosófico del término, que lo que merece la pena es la comida, la casa, el trabajo y que nos dejen vivir en paz.

Cuando yo era joven pensaba, como todos los jóvenes, que lo importante era la libertad. Luego sentí que era la virtud. Ahora empiezo a creer que la virtud y la libertad son conceptos que deberían hallar acomodo en un pensamiento más elemental y cuya piedra angular fuera la calidad de vida de las personas; y para pensar eso adecuadamente, hay que empezar al nivel de la comida y la casa

Desde tiempos de G. E. Moore, los filósofos han criticado el utilitarismo porque era eminentemente naturalista: es decir, llamaba la atención sobre lo que la gente necesitaba y quería en realidad, y no sobre lo que debería necesitar y lo que debería querer. Y también porque pudiera parecer que no daba nada de pábulo a la idea de la virtud

La libertad, la democracia, la verdad y el amor importan porque los seres humanos son lo que son y tienen las necesidades que al fin y al cabo tienen.

El culto a lo «inmediato» es, a mi juicio, una respuesta instintiva a la doctrina del primer plano; pero yo lo tomaría por síntoma muy localizado de un cambio, no por el cambio en sí.

siempre que se cuenten historias, aparecerá la virtud en ellas retratada, aunque hayan desaparecido ya las viejas filosofías