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Emma Reyes

  • Berenice Torreshar citeretsidste år
    no pagarle a Dios lo que le debíamos era el robo más atroz que podíamos cometer.
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    El crítico Mario Volpi escribió alguna vez que todo en los cuadros de Emma Reyes era “...a la vez elemental y refinado, auténtico e instintivo” y lo mismo podría decirse de estas memorias que, aparentando ser arte naif, no son nada inocentes.
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    Emma Reyes tuvo una infancia muy dura. Sin embargo, nació memoriosa y artista: llegó a ser conocida como pintora, pero acá aparece como escritora: su prosa tiene toda la claridad y sentido de lo inmediato que se atribuye, con o sin razón, a la visión de los niños, pero sin ninguna sensiblería. Además, escribe sin ningún resentimiento, resultando en un gran libro, que se puede considerar como todo un triunfo humano.
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    No sé cómo ni por qué elegimos ese nombre, en todo caso el General Rebollo se convirtió en nuestro Dios; lo vestíamos con todo lo que encontrábamos en el basurero, se acabaron las carreras, las guerras, los saltos. Todos nuestros juegos eran solo alrededor del General Rebollo;
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    El niño abrió los ojos. Se parecían a los de Eduardo, negros, enormes. Yo no me cansaba de mirarlo. Le pregunté a Betzabé cómo se llamaba, dijo que la Srta. María haba dicho que se llamaría José sin Sal, pues no pensaba bautizarlo. Helena y yo lo llamábamos el Niño.
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    Unos hombres avanzaron hacia la plaza con unos grandes palos en la mano. El animal se detuvo en la mitad de la plaza y cerró los ojos. Era el primer automóvil que llegaba a Guateque.

    Chao.

    Esta noche llega el primer hombre a la luna. Besos.

    Emma.

    París/69.
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    Cuando la comitiva se acercaba a la agencia, la Srta. María corrió y se escondió detrás de una de las puertas, fue en ese momento que Helena y yo vimos que el Gobernador, que estaba junto a Roberto, era el mismo señor que nos había visitado en la pieza de San Cristóbal en Bogotá.
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    Una vieja gordísima con dos chorotes, uno en cada cuadril, fue levantada por los cuernos de un toro. Cuando cayó, cayó en el centro de la pila y casi la dejó sin agua.
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    Sumercé, estoy triste porque esta carta no me salió como yo hubiera querido, pero no me siento capaz de repetirla.
  • Nast Huertahar citeretsidste år
    —Y tú… La pobre es completamente bizca, dime, ¿cómo te llamas?

    —Nené.

    —¿Nené? Eso no es un nombre.

    —Sí, yo soy Nené.

    —¿Quién es tu mamá?

    —La agencia de chocolate.
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