No te limites a visualizar el éxito; visualiza los pasos que habrás de dar para que ese éxito se materialice. Si tu primera estrategia no funciona, ¿cuál es el plan B? (Aquí se presenta otra ocasión magnífica para emplear tus estrategias «si-entonces»). Recuerda, no es «negativo» reflexionar acerca de los problemas a los que tendrás que enfrentarte, lo estúpido sería no hacerlo.
5. Céntrate en ser «mejor» en lugar de en ser «bueno»
Es importante que creas que estás capacitado para conseguir tus objetivos, pero también es importante que creas que puedes desarrollar tus capacidades. Solemos pensar que nuestra inteligencia, nuestra personalidad y nuestras aptitudes físicas son inamovibles: que no importa lo que hagamos, nunca mejorarán. Como resultado, nos centramos en objetivos que se limitan a poner a prueba nuestras habilidades, en lugar de en aquellos que nos ayudan a desarrollar y adquirir nuevas destrezas.
Por suerte, todos los tipos de habilidades son profundamente maleables. Aceptar el hecho de que puedes cambiar te permitirá tomar mejores decisiones y aumentar tu potencial. Las personas cuyos objetivos son para mejorar, en lugar de para ser buenos en algo, no se inmutan ante las dificultades y aprecian el viaje tanto como la llegada al destino.
¿Cómo motivarte para acometer nuevas responsabilidades con confianza y energía? La respuesta es simple, aunque quizá te sorprenda un poco: permítete equivocarte y fracasar