No estoy acostumbrado a consolar chicas en parques.
–No me digas. Se te da de lujo.
Sus ojos se iluminaron.
–¿De verdad?
–No –mentí
Maive Pereyrahar citeretfor 10 måneder siden
Cuando abrí la puerta, sus ojos encontraron los míos. O tal vez, los míos encontraron los de él. Tal vez nos encontramos a medio camino, como sabiendo que algo estaba mal en la idea de que ese fuera el final.
Maive Pereyrahar citeretfor 10 måneder siden
Mi santuario comenzaba a parecerse a una cárcel y yo corría de un lado a otro, poniendo baldes bajo las goteras que se abrían con su sonrisa, y tapando con barro los huecos por los que silbaba el viento con el sonido de su voz.