El truco, al gestionar el fracaso, está en construir tu vida financiera de tal forma que una inversión audaz o un objetivo financiero no conseguido no te arruinen, para que puedas seguir jugando hasta que la suerte caiga de tu lado.
Sin embargo, otra cosa más importante que esa es que, del mismo modo que reconocemos la importancia de la suerte en el éxito, la importancia del riesgo significa que debemos perdonarnos a nosotros mismos y dejarnos margen para ser comprensivos al juzgar fracasos.