Esta novela cuenta la historia de Andrea, una niña, y su perra Troika. Isabel nos lleva a dos narrativas entrelazadas: la de Andrea, su madre Josefina, su hermano y la perra; y luego la de Francisca, la nana de Andrea, que lidia con la pérdida de su hijo y de Troika más adelante.
Me encantaron las referencias a los años noventa, como el eclipse de 1991, que Isabel utiliza para estructurar la novela.
El libro me hizo reír, llorar y reflexionar sobre las redes de apoyo entre mujeres, la economía del cuidado y la importancia de las mascotas en la infancia, los vínculos y el duelo. Me encantó que la historia valora genuinamente el vínculo humano-animal sin humanizar a Troika.