Tu nombre está en la placa a cosmonautas caídos en el Monumento a los Conquistadores del Espacio, junto a Lenin, y nos inventamos historias en las que fuiste rescatada por extraterrestres. Pero sé que al lado de los niños aullando y los suéteres y las salchichas, todo eso es poco.
Ofrecimos tu vida como prueba de la nuestra. El éxito ha sido enorme y absurdo. Laika, Limonchik, rizadita: olvidé lo que aprendimos, pero no olvidaré tu nombre.