Walter Riso

lo que me refiero es el amor irracional; el que se mantiene testarudamente cuando no somos correspondidos, cuando vemos bloqueada la autorrealización personal y/o cuando se violan nuestros códigos morales.

Ponerle límites al amor no significa ponerle límites al sentimiento, sino al acto compulsivo de seguir aferrado a un vínculo, cuyo costo es la integridad física o psicológica.

amor no solamente es emoción, también es Philia (amistad) y Ágape (compasión).

Significa que a pesar de lo que sentimos podemos comprender que el otro no nos conviene; que no le viene bien a nuestros proyectos de vida.

lo que hay que respetar son las personas y no las ideas.

no necesitas recurrir a ninguna bola de cristal. Cuando el desamor se hace evidente, no queda más que aceptarlo. Haz las maletas y vete, reinvéntate, concéntrate en tu crecimiento y deja en paz los pensamientos de quien ya no te ama.

Aún puedes empezar de nuevo (no importa la edad que tengas), aún eres capaz de transformarte y reinventar tu yo. No es el fin de tu historia, sino de un capítulo.

Para un Yo ideal racional, que no sea malsano, se necesita una mezcla balanceada de ambición y realismo.

i la vida es una evolución constante y cambiante: ¿cómo ubicar entonces la felicidad en un punto fijo? La alegría no está en alcanzar el Yo ideal, sino en el proceso mismo de viajar hacia él sin despreciarse a sí mismo y sin ansiedad.

El Yo real versus el Yo ideal, la lucha ancestral que se desprende del “tiempo psicológico”, de la facultad de proyectarnos a futuro, de construir esperanza o desesperanza. “Soy linda, pero quisiera ser más bella”. “Tengo plata, pero ansío más dinero”. “Sé que me amas, pero necesito sentirme más amado”.