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Camila Sosa Villada

  • Marisahar citeretfor 2 år siden
    Créanme amigas, merecemos mejores soledades.
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    Eso que sucede en esa casa es complicidad de huérfanas.
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    . Luego partía a la panadería y volvía con medialunas recién horneadas que se desmoronaban en los manteles. Llegaba siempre en el momento preciso en que la pava estaba lista

    para el primer mate del día.

    Entonces iba a despertar a La Tía Encarna, como si en realidad no la trajera del sueño sino de un hechizo de cuentos de hadas. Ella remoloneaba en la cama y se dejaba atender con devoción. «Qué hermosa estás, mi amor», eran las primeras palabras que escuchaba nuestra madre adoptiva cada vez que despertaba ahí. Y con eso era suficiente para contrarrestar el horror del mundo.

    Un sortilegio breve con el cual sobrevivir día a día a nuestras muertes, a la muerte de nuestras hermanas, a las desgracias ajenas, siempre tan propias.
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    Qué hacer con la certeza de que la mirada del otro dice lo mismo que la nuestra, que es posible por un momento amarse con alguien, que es posible salvarse, que la felicidad existe? ¿Cómo iba a saber alguien como Nadina, que había recibido amor sólo de machos golpeadores, que podía existir la suavidad y la ternura de un amor como el que Laura le ofrecía?
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    Se trataba de mendigar amor, ese monstruo espantoso. Todo se reducía, en el fondo, a la fiebre del amor. Pedir amor, suplicarlo de mil maneras, con las astucias más egoístas y más falsas que se pudiera concebir, todo valía. Pero nosotras nos mantuvimos a su lado igual. Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana, pero hay que ser muy ágil para entrar o salir por la ventana.
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    La desidia de la gente ese día me ofreció una revelación: estaba sola, este cuerpo era mi responsabilidad. Ninguna distracción, ningún amor, ningún argumento, por irrefutable que fuese, podían quitarme la responsabilidad de mi cuerpo. Entonces me olvidé del miedo.
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    Camino por la calle, incluida en los planes de la violencia pero también en los planes del deseo. Participo de eso repitiendo la violencia que me vio nacer, el acostumbrado ritual de volver a los padres, de volver a ser los padres, de resucitar todas las noches ese muerto
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    del Brillo, la única cosa buena que le pasaba eran esos estados de alcoholis
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    El mundo del deseo no es todo lo luminoso que se cree.
  • Gabriel Galavizhar citeretsidste år
    Pero los milagros existen. Están a la altura de la mano. Es sólo que nos cuesta distinguirlos. Quizá nuestro triunfo haya sido ese: que seamos inocentes de ignorar nuestro milagro».
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