Por ello, lo más recomendable es que nos esforcemos por salir, por aceptar las propuestas que nos hagan e ir incluso sin ganas, pero ir. Debemos tener en cuenta que cualquier persona que esté en una situación así no tiene ganas de participar en nada ni de reunirse con nadie, pero hemos comprobado la clara diferencia en el proceso de mejora de quienes se esfuerzan por socializar, aunque no tengan ganas, y de quienes eligen el camino fácil y se encierran, aislándose de los demás. Los primeros logran recuperarse con muchísima más rapidez que los que deciden no relacionarse y seguir lamiéndose sus propias heridas.
Después, cuando hayamos superado dicha pérdida y ya nos sintamos bien, es importante que nos permitamos el momento y el espacio necesarios para aprender a lidiar con la soledad y