británicos trabajan años en el Reino Unido hasta que reciben su jubilación y se mudan a Chipre del Sur donde, además del clima, llevan un mejor estándar de vida. Los matrimonios con hijos casados apuestan por una aventura que insuflará bríos a la relación y compran una casa en un condominio que les evoca su hogar de clase media. Mientras el marido cierra las cuentas corrientes, la mujer viaja a disponer de la casa. Desembala el berger de cuero, la porcelana, las alfombras, hasta que todo luce “as home”. Pasan las semanas, el viaje del esposo se aplaza, la mujer visita un bar donde descubre que a los cincuenta o sesenta años despierta los apetitos sexuales de los jóvenes locales, y enloquece.