Señorita Morton, mi querida y adorada señorita, no espere de mí grandes posesiones ni decenas de sirvientes a sus pies, tan solo puedo ofrecerle un corazón que late desbocado en este instante y que seguirá haciéndolo por usted mientras exista un hálito de vida en su interior. Señorita Morton, Charlotte, ¿aceptará hacerme el más feliz de los hombres y convertirse en mi adorada esposa?