Roger Clarke

  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeretfor 4 måneder siden
    era el cazador de fantasmas Andrew Green,
  • Héctor Rojohar citeretsidste år
    cazador de fantasmas Andrew Green, quien creía que los fantasmas o bien los provocaban campos eléctricos en el cerebro, o bien eran campos eléctricos en sí mismos. Green era un humanista que destacaba por su bienintencionada incredulidad, y se convirtió en el arquetipo literario del intelectual escéptico asediado por unos fantasmas reales en los que no cree.
  • Héctor Rojohar citeretsidste år
    Al percatarse de mi creciente fascinación por la materia, mi madre mencionó que había visto el fantasma de una mujer al final de aquel pasillo en lo alto de las escaleras. Una amiga, de visita, corroboró que también la había visto. El fantasma entró en la habitación cuando ella estaba tumbada en la cama. La pregunta surgió en el desayuno: «¿Quién es?». Fuera quien fuese aquella mujer, su energía parecía disiparse cuando se producía alguna alteración en la casa.

    Aun así, perseveró en mi mente.
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    Al percatarse de mi creciente fascinación por la materia, mi madre mencionó que había visto el fantasma de una mujer al final de aquel pasillo en lo alto de las escaleras. Una amiga, de visita, corroboró que también la había visto. El fantasma entró en la habitación cuando ella estaba tumbada en la cama. La pregunta surgió en el desayuno: «¿Quién es?». Fuera quien fuese aquella mujer, su energía parecía disiparse cuando se producía alguna alteración en la casa.

    Aun así, perseveró en mi mente.
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    A veces se oía charlar a los fantasmas —un hombre y una mujer— dentro de la casa; era como si alguien se hubiese dejado la radio encendida. Los perros gruñían en dirección a un lugar específico de la cocina. También había fantasmas en el exterior. Al caballo de mi padre le asustaba la cantera de yeso que había a unos cientos de metros de distancia, en el prado de Shalcombe Down, donde se estrelló un hidroavión en 1957.
  • Héctor Rojohar citeretsidste år
    La habitación de invitados no era un buen lugar para dormir. Allí subieron a los cadáveres del siniestro por la escalinata de piedra del exterior y durante más o menos un día el lugar hizo las veces de morgue.
  • Héctor Rojohar citeretsidste år
    Pensaba constantemente en los fantasmas y en su búsqueda. Había montones de libros sobre gente que los veía, pero casi nada sobre qué podían ser.
  • Héctor Rojohar citeretsidste år
    El discurso no ha avanzado desde el siglo xviii, y la mayoría de la gente, si es que cree en fantasmas, todavía piensa que sus manifestaciones suponen un encuentro con alguien que está muerto pero activo.
  • Héctor Rojohar citeretsidste år
    En un sentido básico, los fantasmas existen porque la gente no para de contar que los ha visto. Este libro no trata sobre si los fantasmas existen o no. Esta obra versa sobre lo que vemos cuando vemos un fantasma, y sobre las historias al respecto que nos contamos los unos a los otros.
  • Héctor Rojohar citeretsidste år
    Las experiencias de saltos en el tiempo causaron furor entre 1911 y el final de la Primera Guerra Mundial. Resulta difícil no interpretarlas como la nostalgia de un mundo perdido, o quizá un mundo que estaba a punto de hacerse añicos. Estos saltos en el tiempo son por lo general algo más bien pintoresco y decorativo, casi como poner el pie en el set de rodaje de una película, y atraen particularmente a quienes poseen una gran imaginación y un arraigado sentido de la historia.
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