— Siempre fue
“miente” y “escóndete” y “desaparece”. Nunca pertenecí a ninguna parte o tuve el derecho de decir que algo era mío.
“Pero el Entrenador me dio las llaves de la cancha, y tú me dijiste que me quedara. Me diste una llave y lo llamaste hogar. — Neil apretó su mano