Nietzsche va a afirmar de forma bien clara: «Ello piensa: pero que ese “ello” sea precisamente aquel antiguo y famoso “yo”, eso es, hablando de modo suave, nada más que una hipótesis, una aseveración, y, sobre todo, no es una “certeza inmediata”». Siguiendo esta lógica, que pretende suspender el sujeto racional y habilitar el desconocido que nos habita, en Así habló Zaratustra, Nietzsche va a formular la siguiente frase: «Detrás de tus pensamientos y sentimientos, hermano mío, se encuentra un soberano poderoso, un sabio desconocido —llámase sí-mismo—. En tu cuerpo habita, es tu cuerpo». Es evidente que esta frase de Nietzsche adelanta y presagia gran parte del pensamiento de Freud.