Jorge Volpi

Algunos, como el propio Orive, salieron de Chiapas. Habían llegado a la conclusión de que el proceso “autogestivo” funcionaba para resolver problemas prácticos, pero no como instrumento revolucionario.

La llegada de los sandinistas al poder -relata Krauze-, el recrudecimiento de la represión militar en Guatemala, el ascenso que parecía incontenible de la guerrilla salvadoreña, el asesinato del obispo Óscar Arnulfo Romero, amigo de Samuel Ruiz, todo apuntaba a la necesidad de ensayar “la lucha al golpe”. Fue entonces, en 1980, cuando la diócesis creó un brazo doctrinal más militante. Se llamó Slop. Según diversos testimonios, el ingreso en 1983 a la selva de los futuros dirigentes del zapatismo no hubiese podido llevarse a cabo sin la aquiescencia de hecho de Slop. Y el éxito posterior de los guerrilleros tampoco sería explicable sin el concurso activo (eco-nómico, según algunos) de DESMI.

974 también fue importante para Chiapas por otro motivo: para conmemorar los quinientos años del nacimiento de Bartolomé de las Casas -y atraerse la simpatía de los habitantes de la zona-, el gobierno de Luis Echeverría decidió organizar en ese año un Congreso Indígena

Según Tello, los líderes de Unión del Pueblo entraron en contacto con las comunidades indígenas y con la diócesis de San Cristóbal a través de Antonio García de León -el futuro autor de Resistencia y utopía-, quien entonces daba clases en el seminario de esa ciudad y había sido el coordinador de traductores en el Congreso Indígena. Más tarde, la Unión del Pueblo dio lugar a la Unión de Uniones

A partir de 1976, los catequistas del obispo Samuel Ruiz y los dirigentes de Unión del Pueblo dejaron de ser los únicos actores con influencia en las comunidades indígenas, pues se les sumaron otros sectores provenientes de la izquierda, en especial un grupo de tendencia maoísta, Línea Proletaria, derivado a su vez de un frente más amplio, llamado Política Popular

a en fechas tan tempranas como 1980, los Estatutos de las FLN incluían entre sus principios generales “integrar las luchas del proletariado urbano con las luchas de campesinos e indígenas de las zonas más explotadas de nuestro país y formar el Ejército Zapatista de Liberación Nacional”. A principios de los ochenta, la organización operaba ya en las cercanías de San Cristóbal, donde entró en contacto con el grupo Slop (“raíz” en tzeltal), recientemente formado por Javier Vargas y que contaba con el apoyo de Samuel Ruiz.

En 1984, muchos de los principales líderes de las FLN, incluyendo al comandante Germán, se trasladaron a Chiapas para proporcionar adiestramiento militar a pequeños grupos de indígenas. Mientras tanto, los sobrevivientes que se habían trasladado a Chiapas tras los desastres de Monterrey y Nepan-tla trataron de reorganizarse en la Selva Lacandona.

Encabe zados por Mario Sáenz, llamado Alfredo, y por el joven Rafael Guillén, entonces conocido como Zacarías, formaron los cuadros de lo que más adelante se convertiría en el EZLN

Mientras Marcos desenmascaraba su actitud antirreligiosa, la diócesis formulaba graves cargos en su contra, acusándolo de celebrar matrimonios revolucionarios y de blasfemia. Al parecer, la diócesis intentaba mantener una fuerza propia en las comunidades a través de Slop; por ello intensificó su crítica a los líderes zapatistas e incluso intentó comprar armas. Al descubrir las intenciones de la diócesis, Marcos convocó a una reunión de avenencia, pero acto seguido tomó medidas draconianas contra sus adversarios.

os conflictos del EZLN con la aric, su antigua base social, provocaron el nacimiento de una nueva organización, la Alianza Nacional Campesina Independiente Emiliano Zapata (ANCIEZ). A principios de 1991, ésta organizó su primera gran movilización en Chiapas para protestar contra el Tratado de Libre Comercio, las reformas al artículo 27 de la Constitución -donde se regulaba el ejido y la tenencia de la tierra- y para pedir nuevas dotaciones de tierras. E