Isabel Alba

El mundo. Para ella. Se conforma de líneas. Formas. Movimiento. Color.

La esperanza es esa cosa con plumas

Que se posa en el alma,

Y canta una melodía sin palabras,

Y nunca se detiene del todo.2

EMILY DICKINSON

A veces, en algún chat, convocan una quedada para tomar unas cañas. O ver una exposición.

e exposiciones y recetas de cocina. Cada una bebía las palabras de la otra. Estaban solas. Estaban secas. Era como si se regaran mutuamente. Se rociaban de palabras. De ideas. Florecía

Durante el confinamiento añoraba el sol. A mediodía. Tumbada sobre la cama. Inmóvil. Los ojos cerrados. Extendía la cara hacia la ventana. Buscaba el sol con ansia.

Las distancias se alargan. Se estiran hasta volverse inabarcables. Queman y duelen. Las distancias duelen muchísimo. Un metro es una dentellada. Un kilómetro un desgarro. Quedarse sentada. Quieta. No moverse. No moverse nunca más. Quieta. No moverse. Nunca más. Nunca. Más.

Con la pandemia los días pasan rápido (breves como el hueco de una mano) y a la vez se suceden lentos (como pasos en la noche).

Y los hay, hombres y mujeres, que pasean al perro y aprovechan la aparente intimidad de la plaza para no recoger las c

Una vez, desde su ventana, vio algo hermoso. Triste (para ella todo lo es ahora mismo). Pero hermoso. Por eso lo conserva. Le ha hecho un sitio en su memoria. Quizá fue durante el verano. O quizá fuera ya otoño.

Hay que agarrarse a la belleza para no caer. Se lo dice a menudo. Agarrarse. A la belleza. Para no caer. Se lo repite una y otra vez. Agarrarse. Belleza. No caer. Asirse a los pájaros, las flores, la tierra húmeda, el cielo, la lluvia. Prenderse de los ojos de un perro o de la sonrisa de un niño. Aferrarse a un libro, un cuadro o una canción.