Abrirle tu corazón a un desconocido no es como abrírselo a alguien cercano, no hace que la verdad sea irreversible, no es más que un abandono que se puede borrar con la goma de la ignorancia. «Ha muerto», dijo Stanley, y yo le contesté: «Sí, ha muerto.» Él hablaba de su novio, y yo le hablaba de ti.