Ya me conozco de memoria los sonidos de la casa. El zumbido de los electrodomésticos, el tic-tac del reloj de la cocina; los pasos de mi papá bajando las escaleras para irse a la clínica. La respiración de la abuela, su tos, y el miedo que nos envuelve a todos cuando el silencio es total. No les gusta dejarme sola con ella, pero a mí no me importa.