En muchos sentidos, en este momento histórico el Homo sapiens sapiens se convirtió en un animal diferente. Desde entonces y hasta hoy —y también mañana—, casi todos los miembros «civilizados» de nuestra especie han vivido y viven en un mundo social gobernado por instituciones que exigen un comportamiento que a menudo se encuentra en conflicto directo con capacidades y preferencias innatas que evolucionaron a lo largo de millones de años, y en virtud de las cuales el compartir y la autonomía individual habían sido elementos fundamentales para la supervivencia humana.