Es inútil tanto ir y venir,
tanto acumular desasosiegos
y visiones y recuerdos y sonidos,
para que cuando falte el aire
todo se vaya con el aire.
Tan frágil,
tan deleznable,
tan sutil.
Cristal,
transparencia,
hielo.
En fin, nada.
No hay imagen,
no hay percepción,
no hay vuelo del espíritu.
Si acaso,
si acaso,
sueño místico,
alma que penetra en Dios.