—No sé si lo vi o lo soñé. Camila, ¿tú crees que los duendes existen?
Camila enmudeció un instante, luego contestó evasiva:
—Quienes los han visto dicen que sí; quienes no, piensan que no existen. Hay algunos que los han tenido cerca y no lo creen y otros que juran que existen y nunca se han tropezado con uno. Cada quien elige ver o no ver, creer o no. Vamos a trabajar, porque ya casi perdimos la tarde.