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Sierra Simone

  • Valeria Quezadahar citeretsidste år
    No me necesitas para eso.

    —Comer solo es solitario.

    Pero no puedo escapar de esa maldita voz sexy. Mi piel está en llamas incluso en el fresco viento de primavera.

    —Estoy segura que cómo-se-llame de la asistencia estaría encantada de acompañarte a cenar.

    —No le pregunté a ella. Te estoy preguntando a ti.
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    Eres hermosa —digo con voz ronca—. Jodidamente hermosa.
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    También te sientes bien, nena
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    Que ya es todo para ella.
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    Por qué coño te importa lo que hace Livia?

    Porque es mía.

    Porque su bebé es mío.

    Pero no, ni siquiera es eso, o al menos es más que eso.

    Es porque la amo.
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    La amo. Estoy enamorado de Livia Ward, sexy y cuidadosa y obstinada y frágil como es, estoy tan jodida y locamente enamorado de ella. La quiero y la amo y nadie más puede tenerla.
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    Eres mía, princesa. Fuiste mía desde el momento en que me dejaste sentir tu coño desnudo en ese restaurante. Fuiste mía desde el momento en que dejaste que te besara tan sucio fuera del mismo. Y fuiste definitivamente mía cuando te corriste alrededor de mi pene y esperé haber puesto un bebé dentro de ti.
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    No quería que sucediera, Liv, lo prometo. Nunca quise que pasara y no creía ni siquiera que pudiera, pero me he enamorado de ti. Quiero darte más de un bebé, quiero darme a ti. Quiero dártelo todo.
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    —Gatita, yo…

    —No lo digas —declara, con sus ojos empezando a brillar—. No puedes decirlo.

    —Déjame —le pido, tomando su cara entre mis manos—. Permíteme.

    Niega, gotas de rocío de dolor empezando a formarse en sus pestañas.

    —Vas a irte. Todos los hombres lo hacen.

    —No, Liv. No me iré.

    —Vas a querer a otras mujeres.

    El dolor en su voz me rompe. Quiero derribar árboles, luchar con leones y saltar dentro de incendios, cualquier cosa para demostrarle que ella lo es, es la única que veo, huelo y quiero.

    —No —susurro, rogando con mi cara, mis manos y mi voz porque lo vea—. Eres tú, nena. Te escojo. No hay nadie más después de ti o además de ti, no hay nada más que quiera que nuestra realidad.
  • Valeria Quezadahar citeretsidste år
    —Y lo había olvidado hasta que te conocí. Pero ahora lo recuerdo. Me haces recordar que soy una persona completa, y quiero ser esa persona completa contigo. —Se acerca a mí y se sienta en la otomana a mis pies, así que ahora está cerca. Demasiado cerca—. Te amo.
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