Tan pronto como se hubo ido, las sombras regresaron. Aura había visto sombras desde que tenía memoria y nunca la habían asustado; siempre las había sentido como si fueran, de algún modo, parte de ella. Pero esas no, esas sombras eran distintas. No le parecían familiares en absoluto, más bien le resultaban extrañas. Externas, maquiavélicas... frías.