Pablo d'Ors

  • b7711167027har citeretfor 2 år siden
    irar y sonreír, esa es la clave para la transformación.
  • b7711167027har citeretfor 2 år siden
    a tristeza y la desgracia están ahí para nuestro crecimiento.
  • b7711167027har citeretfor 2 år siden
    o que nos hace sufrir son nuestras resistencias a la realidad.
  • saavedraproxyerghar citeretfor 13 dage siden
    No tardé en extraer de esto una conclusión: la pura observación es transformadora; como diría Simone Weil –a quien empecé a leer en aquella época–, no hay arma más eficaz que la atención.
  • saavedraproxyerghar citeretfor 13 dage siden
    Hoy sé que conviene dejar de tener experiencias, sean del género que sean, y limitarse a vivir: dejar que la vida se exprese tal cual es, y no llenarla con los artificios de nuestros viajes o lecturas, relaciones o pasiones, espectáculos, entretenimientos, búsquedas...
  • saavedraproxyerghar citeretfor 13 dage siden
    Para alguien como yo, occidental hasta la médula, fue un gran logro comprender, y empezar a vivir, que yo podía estar sin pensar, sin proyectar, sin imaginar
  • saavedraproxyerghar citeretfor 13 dage siden
    , estar sin aprovechar, sin rendir: un estar en el mundo, un confundirme con él, un ser del mundo y el mundo mismo sin las cartesianas divisiones o distinciones a las que tan acostumbrado estaba por mi formación
  • saavedraproxyerghar citeretfor 13 dage siden
    Porque normalmente vivimos dispersos, es decir, fuera de nosotros. La meditación nos concentra, nos devuelve a casa, nos enseña a convivir con nuestro ser. Sin esa convivencia con uno mismo, sin ese estar centrado en lo que realmente somos, veo muy difícil, por no decir imposible, una vida que pueda calificarse de humana y digna
  • saavedraproxyerghar citeretfor 11 dage siden
    «Cuando como, como; cuando duermo, duermo»: dicen que fue así como un gran maestro definió el zen.
  • saavedraproxyerghar citeretfor 11 dage siden
    Como novelista que soy, desde muy joven he sabido qué páginas de mis libros estaban inspiradas y cuáles no. En el fondo, es muy fácil descubrirlo: las inspiradas son aquellas que he escrito olvidado de mí, sumergido en la escritura, abandonado a su suerte; las menos inspiradas, en cambio, las que he trabajado más, las que he planificado y redactado de forma más racional y menos intuitiva. Por eso creo que para escribir, como para vivir o para amar, no hay que apretar, sino soltar, no retener, sino desprenderse. La clave de casi todo está en la magnanimidad del desprendimiento. El amor, el arte y la meditación, al menos esas tres cosas, funcionan así.
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