El padre te cuenta un cuento y tú, a cambio, debes explicarme cómo imaginas el espacio en que sucede, el vestido de la protagonista o qué pasará más allá del final cuando los personajes ya hayan abandonado las llanuras que les han servido de apoyo para sus acciones. Lo peor que puede hacer un adulto con la imaginación de un niño es apropiársela y no dejarle espacio para ejercerla