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Javier Peñalosa

  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Éramos el que pierde una llave y la tiene en la mano; el camino estaba vivo en nosotros y era bueno y manso bajo los pies.

    Seguimos andando. Éramos las palabras que van a llegar.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Detrás del cerro, el cauce. Detrás las luces encendidas. Detrás, detrás, como si en el reverso de las cosas, como si detrás de la cara que vemos se escondiera siempre el pedazo que falta.

    Pero detrás del cerro, el cerro. Y el cauce era una cuenca vacía.

    Por aquí el agua, dijo. Y señaló como un dios torpe una hondonada seca.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Los paisajes no conservan lo que sucede en su extensión. Un cauce no guarda el agua corriente del río; las piedras no retienen los musgos, no guardan el vuelo de los pájaros que pasan, no acumulan las sombras.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Por rumores supimos que los otros se reunieron en la oscuridad. Que tenían la luz pero la usaban para cegar. Que tenían las palabras y las usaban para dividir.

    Ellos eran los que no dejaban pasar, los que habían cerrado las puertas. Eran los de las manos teñidas de rojo, los amargos del siglo, los iracundos rompedores de huesos.

    Y también se movían hacia adelante
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    El cuerpo extendido sobre el sillón como una barca a punto de zarpar a la una de la tarde del sábado. Las manos cruzadas sobre el pecho son los remos inmóviles de la navegación. Tendido en el centro de la sala, viaja en el laberinto de su cuerpo con la cabeza cubierta de luz. Sus hermanos parten los panes en la mesa y los ponen en boca de sus hijos. Y ahora la barba le nace en los pómulos. A punto de zarpar, Fernando es la pregunta que su cuerpo hace y no podemos responder.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Despertaban con la lentitud de los animales. Tenían el tacto y la respiración, piel en las madrugadas. Con las primeras luces su nuca era una madriguera de hilos oscuros. Y la música venía de la nada a la voz y al movimiento discreto de su cuerpo en la recámara.

    Éstas fueron las manzanas maduras que no recogimos del suelo.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Hay inquietud en el acero oxidado de los puentes, en su manera de suspenderse sobre el agua que pasa. Un puente no es la unión de dos orillas, un umbral no es una puerta. La inmovilidad está viva en la corteza de los árboles.

    En este cuerpo hubo años, palabras, oscilación. La tarde en que murió mi padre caminé entre la gente.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Cuando cierras los ojos al hablar imagino que vienes del abismo a tus palabras, que vienes de la oscuridad a la luz doméstica de los cuerpos.

    Cuando cierras los ojos, tus palabras son sombras que se alargan por la recámara, más allá de la puerta, y más allá todavía, hacia la calle. Sombras que se alargan sin romperse.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Conocemos la escena:

    Eugenia miraba las sombras de los árboles proyectadas en la grava

    (esto es todo lo que hay de nosotros).

    Él escribía su nombre en la corteza de un árbol con letras
    [mayúsculas

    (esto es todo lo que hay de nosotros).

    Ella usaba un vestido blanco en el que años más tarde crecieron
    [flores.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 7 måneder siden
    Mas nunca se sabe lo que se está mirando
    por última vez.
    Toda hora es despedida.
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