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Maayan Eitan

  • Karenhar citeretsidste år
    Lo que yo me merecía era esto: que me azotaran en el culo, que me comieran el coño, que me chuparan los pezones (erectos, erectos), que me dijeran: córrete para mí.
  • Wilbert Romerohar citeretsidste år
    Fingíais gemir mientras llorabais con amargura. Sí: llorabais con amargura.
  • Josué Osbournehar citeretsidste år
    si hubiera querido, podría haber escrito mejores poemas que los suyos. Pensé en Asaf, a quien nunca había conocido en persona. ¿A qué se dedicaba? ¿Cuánto ganaba? ¿Cómo me sentiría si me acostara con él? ¿A qué sabría su semen? Sabía que, si lo mordiera, él me devolvería el mordisco y no dejaría que me fuera tan pronto. Aun no siendo su tipo. Yo no era el tipo de nadie. A pesar de los zapatos planos que me empeñé en calzar, seguía siendo tan alta como ellos y siempre demasiado delgada (no tienes un solo gramo de grasa en todo el cuerpo, me dijo uno mientras intentaba echarle un polvo poniéndome encima de él. Fui su regalo de cumpleaños, pero antes se había puesto hasta arriba de cocaína y no se empalmaba. Me metí dos rayas de las suyas, cogí el dinero y me largué). ¿Qué otra cosa podía hacer? Volví a montarme en el coche de Serguei. Mientras aguardábamos a que Asaf nos enviara nuevas direcciones, tuve tiempo para apreciar algunas de sus canciones
  • Josué Osbournehar citeretsidste år
    Porque se lo merecía.

    Porque estaba aburrida.

    Porque fue una venganza.

    Para vengarme de alguien a quien amaba.

    No amaba a nadie.

    No me gustaba que tuviera tripa.

    El cuchillo me clavaba la mirada desde el cajón de los cubiertos. El cajón de los cubiertos estaba cerrado. Me clavaba la mirada. Matar a alguien sólo es difícil la primera vez; luego te acostumbras. Lo leí en un libro o lo vi en una película; pero me lo creí
  • Josué Osbournehar citeretsidste år
    Porque se lo merecía.

    Porque estaba aburrida.

    Porque fue una venganza.

    Para vengarme de alguien a quien amaba.

    No amaba a nadie.

    No me gustaba que tuviera tripa.

    El cuchillo me clavaba la mirada desde el cajón de los cubiertos. El cajón de los cubiertos estaba cerrado. Me clavaba la mirada. Matar a alguien sólo es difícil la primera vez; luego te acostumbras. Lo leí en un libro o lo vi en una película; pero me lo creí.
  • Josué Osbournehar citeretsidste år
    Te llamaba amor y te llamaba bebé y te llamaba cachorro y te llamaba señor y te llamaba papá. Te llamaba para que vinieras a casa y te llamaba para que te metieras en mi cama y te llamaba cuando estaba duchándome y te llamaba entre sueños y te llamaba para preguntarte si te gustaba mi cuerpo y para preguntarte si te gustaban mis tetas y si mi nariz era lo bastante recta. Te acariciaba con las puntas de los dedos. Te acariciaba la polla con la punta de los dedos. Te hacía cosquillas. Te llamaba amor y te llamaba cariño y te cocinaba pasta y limpiaba la casa con esmero antes de que llegaras y me movía en sueños, de un lado al otro, inquieta hasta que te despertabas y me abrazabas. Me mudé para vivir contigo. Te llamaba amor y cariño mío y hacía cuanto podía para que no te enteraras de nada y a veces te mentía
  • Josué Osbournehar citeretsidste år
    Entonces me curé. No: sólo fingía haberme curado
  • Josué Osbournehar citeretsidste år
    La investigación policial no arrojó ninguna luz porque no hubo quien la iniciara. ¿Qué ocurrió? Una vez asesiné a un tipo que me amaba. O lo contrario: el hombre a quien amaba me mató. Le robé la pistola a mi padre. Él la usaba por seguridad. Pero yo nunca me sentía segura, de modo que le disparé. ¿A quién? Primero, a mi padre. Luego, a mi mejor amigo. Después, al hombre a quien amaba, sólo que la bala erró los tres blancos y no logré asesinar a ninguno de ellos, aunque lo deseaba. ¿El qué? Sentirme amada, protegida; sentir que era irreemplazable, a pesar de saber perfectamente que no. Así era como imaginaba que volvería a presentarme en tu puerta: en lugar de dos maletas, llevaría una mochila
  • Yaz Arreolahar citeretsidste år
    Acaricié el lomo del libro que llevaba en el bolso, pero no lo saqué: hay momentos en la vida en los que hay que huir de la felicidad.
  • Yaz Arreolahar citeretsidste år
    Sólo aquellos que recuerdan viven eternamente. Por eso no me he muerto
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