La mayoría, me dijo, nos eximimos de la responsabilidad del cambio embelleciendo nuestro pasado, y luego vivimos libres y felices, o si no del todo felices, al menos sí sin una angustia insuperable. La bibliotecaria rio y me dijo que si hubiera estado conmigo en ese prado, me habría ayudado a sentir que, de una manera u otra, me habían perdonado