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Arthur Rimbaud

  • Rafael Ramoshar citeretfor 2 år siden
    Antaño, si recuerdo bien, mi vida era un festín en el que se abrían todos los corazones, en el que todos los vinos hacían torrentes.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 2 år siden
    Logré diluir en mi espíritu toda esperanza humana. Sobre todo júbilo, para estrangularlo, hice el salto cauteloso de la bestia feroz.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 2 år siden
    Llamé a los verdugos para morder la culata de sus fusiles mientras perecía. Llamé a los flagelos para ahogar con arena la sangre. La desgracia fue mi dios. Me revolqué en el barro. Me sequé con el aire del crimen. Aposté con la locura.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 2 år siden
    ¡Ah! He tenido demasiado: Pero, querido Satán, se lo suplico, ¡tenga la pupila menos irritada! Y esperando esas vilezas que se retrasan, para usted que ama en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas, le arranco algunas hojas ominosas de mi carnet de condenado.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 2 år siden
    Los sonidos, perfumes, colores, sensaciones que para el común de los mortales son sólo señales aisladas, para el genuino poeta significan manifestaciones o símbolos de una realidad subyacente que intuye como una unidad profunda. A partir de ese momento el poeta deja de ser un constructor de estrofas y rimas o un pedagogo que imparte enseñanzas tranquilizadoras para convertirse en un buceador de oscuridades, un condenado a pregonar verdades que nadie quiere escuchar.
  • Rafael Ramoshar citeretfor 2 år siden
    Al comenzar Una temporada en el infierno, Rimbaud escribe: "...resolví buscar la llave que me abriera las puertas del festín antiguo, donde quizás recuperaría el apetito. La caridad es esa llave". Palabras asombrosas sin duda para aquellos que se satisfacen con una mirada superficial de su obra y su vida, pero no para quienes adivinan en esas pocas palabras la cifra y el testimonio de su aventura. A los diecinueve años, cuando advirtió que con eso no bastaba, calló para siempre
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    MALA SANGRE
    De mis ancestros conservo los ojos celestes, el cerebro estrecho y la imprudencia de la lucha. Me visto tan bárbaramente como ellos. Pero yo no engraso mi cabellera.
    Los galos eran los desolladores de animales, los desbrozadores más ineptos de su tiempo.
    De ellos tengo: la idolatría y el amor por el sacrilegio; —¡ah! todos los vicios, cólera, lujuria —magnífica la lujuria—; sobre todo, mentira y pereza.
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    No puedo comprender la rebelión. Mi raza sólo se sublevó para cometer pillerías: como los lobos con la bestia que todavía no han terminado de matar.
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    Me figuro a mí mismo sentado, leproso, sobre las vasijas quebradas y las ortigas, al pie de un muro carcomido por el sol. —Más tarde, siendo reitre, [1] dando vivaques bajo las noches de Alemania.
    ¡Ah! Y todavía más, bailando en el Aquelarre con una calavera roja con las viejas y los niños.
    No puedo recordar más que esta tierra y el cristianismo. Jamás me aburriría de imaginarme en ese pasado. Pero siempre solo, sin familia; ¿qué lengua hablaba entonces?
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    La ciencia, ¡la nueva nobleza! El progreso. ¡El mundo marcha! ¿Por qué no giraría?
    Es el paisaje de los números. Nos dirigimos hacia el Espíritu. Es muy cierto, es un oráculo quien lo dijo. Comprendo, y al no saber cómo explicarme sin usar palabras paganas, quisiera callar.
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